8 de septiembre de 2007

El séquito y los arlequines.

I. habladurías del séquito.
Incompresible es el bardo, de aquel lúgubre seguidor.
Anchas las banderas que cargan a sus pies.
Jinetes que repiten en vano, ordenes sin piel.

_¡Déjanos en paz!, ¡Déjanos en paz! Gritan arlequines.

Y el sequito tapa su oídos afirmando que es deber.
Continúa su camino siguiendo a aquel corcel.

_¡oh!, pobres las entrañas. ¡oh!, pobres arlequines!, que no encuentran el saber.

El sequito se lamenta con vehemencia en la voz. Burlándose de seres,
que no entienden su pesar, mientras ellos solo observan su pasar.

II. sensaciones de arlequines.
Comprendiendo burlas pero no misiones, continúan todos de pie,
Los arlequines no sospechan de las trampas de este rey.
Su razón aun mas simple que la de seguir a aquel corcel…
su pasión esta colmada al verte sonreír.

Los pasos más tranquilos y mas limpias las visiones,
que la vida del sucio seguidor….

_¡la pena no vale lamentarse! ¡déjanos en paz!…

Gritan arlequines alejándose del perseguido jinete…
Le gritan ellos a aquel que su misión ha de imponer.

_¡maldito seas, inútil séquito!…
¡tu vida no depende, ni siquiera, a los ojos del corcel!

Arlequines que se unen denigrando el saber,
preferible que solo el sequito lo posea
y así tranquilo podrá arder.

1 comentario:

MALENHUARA dijo...

BRAVO VOLVIÓ AL
CASTOR!!!!!!!!!
ES UN HONOR TENERLO CON NOSOTROS