Todavía le quedaban algunas pestañas
y decidió ponerse en marcha...
le dijo no al pulpo rutinizante del tiempo
se permitió la lentitud de las horas.
la caricia del agua, el misterio de
los caballitos de mar.
se dejó tocar por las miradas que inspiran
y se vistió de ella misma
corrió sintiendo su corazón
para cumplirles la cita a los colores del atardecer
para dejar que las nubes le dibujaran en el alma
otros rumbos mas leves y sentidos
10 de febrero de 2008
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